Rodolfo Chikiliquatre nos representará en el próximo certamen de Eurovision. Estoy exhultante. Creo que no teníamos una representación tan digna en muchos años. Estoy lleno de gozo porque, por fin, a ojos de toda Europa, se va a ver qué tipo de país somos. Ese país, España, que es capaz de aupar a Fresita y a Borja Thyssen a su particular olimpo de los dioses catódicos.
El ya famoso Rodolfo se llama en verdad David Fernández, con creaciones tan magníficas como Santi Clima o el 'Gilipollas' en su haber. Puestos a hacer el ridículo, como cuando llevamos a Rosa con una canción aceitosa e infantil a más no poder, elevemos el ridículo a la máxima expresión, a categoría de arte.
Tenemos que enorgullecernos de lo nuestro. Carguémonos la tele de calidad y pulamos los espacios en los que somos fuertes: el Gran Hermano, Operación Triunfo, Fama (ese programa en el que han metido a un chico al que le faltan un regonet, llamado Marcos, para meterse con él)... Sólo en un lugar como España se emitiría una serie, 'Los Serrano', en la que Jaidy Mitchell y Natalia Verbeke se pelean por Antonio Resines... ¡¡¡con dos cojones!!! O 'Médico de Familia', en la que Lidia Bosch bebe los vientos por Emilio Aragón, cuando es evidente que todos nos escaparíamos con Francis Lorenzo, alias el 'Tío Julio'. Yo, por lo menos.
Mandar a Chikiliquatre a Eurovision es una buena idea y, si no, atención a Irlanda, que va a enviar a un ganso a cantar. ¡Qué fácil es subirse al carro cuando ya se ha roto el hielo del absurdo! Irlandeses y españoles, cuando no se lían a tiros, la lían en el certamen de música más longevo del continente. Lo próximo, ¿qué será? ¿Que se presenten dos payasos por el PSOE y el PP a las elecciones...?
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