Lo sé, soy un provocador, pero es que no puedo resistirlo más. Me ha incitado para escribir este artículo el estar rodeado en este mi blog de ilustres bostonianos como el Larry Bird-cotorra de Lliria o el archiconocido McHale de Russafa. Me he visto en la obligación de escribir esta nota porque no me gustaría que se llevaran a engaño de aquí a final de temporada. Y es que estoy viendo demasiada euforia entorno a los Celtics y, francamente, no tienen nada que hacer frente a la potencia de mis Detroit Pistons. Este año, mis chicos malos disfrutarán en las finales del Este fumándose un buen celta y luego ya se verá en la serie definitiva. A los que sois de Boston, os perdono, porque el ventajismo por los fichajes realizados, más que un defecto, es una debilidad humana. Sólo que vais a tener que pagarme una paellita cuando Chauncey y sus secuaces os pasen por encima en cuatro partidos.Se me hace difícil imaginarme cómo el bueno de Allen y Paul Pierce podrán al mismo tiempo sostener su gallato y detener el caudal ofensivo de Billups y Rip Hamilton, o cómo Garnett se las apañará para atajar a dos fuerzas de la naturaleza estilo Prince-Rasheed. Para que veais que soy generoso, nos guardaremos a McDyees de refresco aunque, eso sí, no tendreis ninguna posibilidad de cerrar ningún balón bajo aros con los 12-13 rebotitos que me asegura mi amigo Antonio.Sólo os pienso valorar una cosa, amigos, y es vuestra constancia con vuestro equipo, aunque ya habeis pasado el tiempo prudente de fidelidad a vuestros colores. Reciclaros, de verdad. Haceros de un equipo campeón, estilo New York o los Warriors, que 22 años sin olerla creo que ya son suficientes. Sin rencor. Javi.
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