Lo sé, me subo al carro de los blogs. ¿Y qué quieren que haga? He esperado un tiempo prudencial para abrir este mi espacio y contar algunas cosillas para aquel a quien le puedan interesar. No podía resistirme rodeado de tanto bloguero ilustre en mi lugar de trabajo. La primera referencia de este tipo de espacio me llega de un fenómeno llamado David Blay, un personaje honrado y amigo de sus amigos como pocos, aunque alguno le descuidemos, donde los haya. Por fechas, continuó la saga mi buen compañero Damià, hombre cuyo amor propio resultaría enorme si no fuera porque se queda insignificante al lado de su grandeza humana. El tercero en discordia de quien tuve noticias fue Aitor Pilán, un torrente que defiende su personalidad y su caudal intelectual ante el que se le ponga por delante y, cuidado, que a veces amenaza con descarrilar. El último que apostó al caballo ganador fue el inigualable Migue, un Paco Umbral de las páginas personales que está dando lustre a este nuevo estilo de comunicación con su magnífico 'Pisteando como un campeón'. Ahora, como dice el mítico Señor Lobo, vamos a dejar de chuparnos las pollas porque para eso habrá posts futuros en este blog. Me lanzo a esta piscina de palabras y no duden de que lo que aquí lean, a veces acertado y otras un sinsentido propio de esta mente, será todo lo que tengo aquí dentro de este mi cuerpecito... serrano.
viernes, 15 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario