lunes, 3 de marzo de 2008

La vida es bella, por De Biasi


Nueva jornada que te permite irte a la cama y levantarte el lunes con una sonrisa de oreja a oreja. Es el mundo de Gianni, un italiano cuya andadura bien podría compararse a la de Roberto Benigni en 'La vida es bella'. Evidentemente, en el Levante no han gaseado a nadie (de momento), pero los problemas que el 'Mago' de Sarmede y sus discípulos han tenido que sortear hasta la fecha no hacen sino engrandecer todo lo que están consiguiendo en los últimos tiempos. A pesar de ello (sin cobrar, muy lejos de la salvación y con un Pedro Villarroel que no termina de irse), el entrenador siempre con la mejor de sus sonrisas, siempre con palabras de ánimo que, como el padre a su hijo en esta preciosa película, sirve para hacer feliz o, por lo menos, aliviar las penas de los suyos.
Ayer, los granotas volvieron a dar una lección de honradez, casta, profesionalidad, respeto a una institución y, haciendo honor a la verdad, buen fútbol en muchos momentos del partido, tanto que estrellas de la talla de Diego Milito u Oliveira pasaron sin pena ni gloria por Orriols.
Sólo quedan una docena de partidos y, con 10 puntos de distancia respecto a la salvación, conseguirla se antoja casi un sueño. Sin embargo, estos jugadores están dispuestos a que sean 12 fiestas del fútbol. Reitero mi admiración a estos titanes y tengo que confesar que ayer me costó reprimir las lágrimas cuando Geijo mandó el cuero a la red con un gran cabezazo. Lo reprimí pero lo que no pude evitar fue estamparle un beso a mi compañero Manu Gimeno, no me pregunten por qué, en la oreja. Por cierto, la redacción de AS en Don Juan de Austria, que apenas tiene seis o siete meses de vida, van a tener que remodelarla en breve, porque cada gol de los granotas provoca un temblor de tierra en el que armarios, sillas y mesas corren el riesgo de ir por el aire e incluso por la ventana en cualquier momento.
Y, la semana que viene, al Sánchez Pizjuán. Lo normal es que el Levante se vuelva calentito a Valencia y con tres o cuatro goles en el saquito, pero con este equipo yo ya me lo creo todo. Y, como se pongan a siete puntos de la permanencia, no respondo de mis actos.
PD: Pie de foto. Gianni de Biasi y Álex Geijo, tumbado, sonríen durante la sesión de entrenamiento del pasado viernes en Buñol. El delantero, por fin, puede sonreir y me alegro, porque es un buen tipo y un excelente futbolista. Los Geijo, Riga, Álvaro, Juanma, Kujovic, Serrano... por muy modestos que sean, son, junto a su afición y su entrenador, el mayor patrimonio de este club, por muchos metros cuadrados de cemento que se vendan en un futuro y los miles de millones que por ellos se saquen. Por hacer sonreir y emocionarse ayer a 12.000 personas, merecen el mayor de los aprecios.

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