jueves, 3 de septiembre de 2009

Felicidades, torpe


Chicos, me he tomado unas vacaciones de padre y muy señor mío en que he desconectado casi al 100% de todo. Pido disculpas al que esto le haya supuesto un perjuicio o un daño pero es así como tiene que ser. Esto me ha permitido disfrutar de las cositas de la vida más a fondo, con sus alegrías y sus miserias. En lo profesional, pese a quien le pese, se ha hecho una buena labor y le doy las gracias a Víctor y a Migue. Existen dos maneras de andar un camino: en la primera, aunque te des mucho pisto y te creas el rey del mambo, si vendes mucho humo terminas por perder el sendero correcto y muchas veces la chaveta; el segundo modo es menos agradecido, es un camino desértico en que muchas noches pasas la mano por la pared pero de cuando en cuando encuentras un oasis que te sirve para reponer fuerzas y llegar a donde te propones. Este segundo es nuestro camino. Seguramente esto no servirá de nuevo para nada y volveremos a partir de cero pero con la conciencia tranquila. Pero no hay que dormirse: si un año das el 100%, al año siguiente el 300%.


La soberbia es un exceso de amor propio y la única salida que le queda al que nadie le ama.


En lo personal, no tengo ninguna queja. Tengo una mujer maravillosa, los mejores amigos que se puedan desear y lo mismo digo de esos 18 metros cuadrados que menciona Migue en su blog. Dentro de ese cubículo hay un compañerismo que ya le gustaría a muchos respirar por muchas ínfulas que se den.


La gran noticia del verano no es estrictamente la gran noticia del verano, porque se producirá a partir de octubre. Tres personas muy especiales comenzarán a desfilar por el altar y en este post me referiré a la primera que dará el sí quiero, concretamente el 3 de octubre.


Él siempre ha sido un adelantado a su tiempo. Cuando nosotros íbamos, él también lo hacía, pero ya le había dado tiempo a volver e ir otra vez. De pequeño, cuando teníamos 12 o 13 años, le llamábamos 'Mariposón', porque le gustaba rodearse de niñas mientras nosotros jugábamos a polis y cacos, a levanto la malla y nuestra máxima preocupación era darle patadas al balón y expulsar los gases sobrantes de nuestro cuerpo de la forma más sonora posible. Pero no es que le gustara jugar con las niñas: a base de muletazos, se dedicaba a prepararse el terreno para dar luego cuatro o cinco estocadas a la vez y los demás no podíamos hacer más que prorrumpir en aplausos hacia el diestro del sexto piso.


Luego vino la mayoría de edad, cuando nos entregamos a pecho descubierto a las mieles de la sangría casera, el caballo loco y el cubalitro de whisky con cola del Continente. Él se entregaba como el que más pero guardaba energías para ponerse a trabajar de los primeros y comenzar a amasar su dinerito, una práctica que comenzó a desarrollar y a perfeccionar hasta convertirse en una de las personas más emprendedoras que conozco. En el amor no le iba tan bien porque sus alter ego no se entregaban ni la mitad que él y, ahora, con las perspectiva del tiempo, ha quedado claro que no le llegaban ni a la suela de los zapatos. La espera, por cierto, ha merecido la pena pues ahora ha encontrado una persona que le llena y de paso nos llena a los demás con su alegría.


Con toda esta parrafada que ya comienza a ser un poco cansina, aunque merecida, quería darle mi particular homenaje al Manu, una de las personas que más estimo y admiro, no se en qué orden. Me alegro mucho de que este 3 de octubre vaya a cruzar el rubicón porque todas las dichas que le vengan a partir de ahora serán totalmente merecidas.


Felicidades, torpe.
PD: Ánimo, Carlos.

1 comentario:

Lucia dijo...

Amén Hermano!!!!!!

Enhrabuena Lolaaaaa!!!! y por supuesto a Laura!!!!
Que seais muy, muy Felices.