martes, 3 de junio de 2008

¿Pero qué c... es esto?


Estoy que echo humo por las orejas. En unos pocos días me revisan la letra de la hipoteca, mi coche se ríe de mí a carcajadas cada vez que le pongo 10 euros de gasolina y, casi dos meses después de las elecciones, los políticos no han movido ni un sólo dedo para aliviar mi situación y de lo único que se habla en estos momentos es de lo que pasa en el Partido Popular. De popular ya tiene poco y de partido mucho, pero partido por la mitad. Estoy indignado, cabreadísimo y decepcionado con un montón de gente de esa formación a la que tenía en buen concepto hasta hace poco.
1) Y, en lo más alto del podio está... Esperanza Aguirre. La honradez y valentía que antes apreciaba en esta señora se está tornando en falsedad. Si Espe tiene un proyecto para presentarse como alternativa a Rajoy y aspirar a la presidencia que lo diga, pero no ha tenido cojones a hacerlo y sólo se dedica a hacer gala de una gran hipocresía (lo siento por la expresión, pero estoy enojado).
2) Segundo puesto de mi indignación: Gallardón. También lo tenía en buena estima, pero se ha convertido en un perrito faldero-cagón sin iniciativa para decir lo que hace bien y lo que hace mal su jefe de filas. No es más que el Smithers de Mariano.
3) Medalla de bronce: Rodrigo Rato. El ex ministro de Economía salió por patas dejándonos en la estacada cuando más se le necesitaba para calentar poltrona y, ahora, cuando le pica el gusanillo, nos manda a su pupilo Juan Costa para que se lleve todas las tortas y hacerle el trabajo sucio. Ya te digo, Rodrigo.
El más digno de todos y parece mentira que lo diga yo es Rajoy, porque es el único que ha dicho abiertamente que quiere ser presidente del Gobierno. El resto, como hienas esperando a que se muera la pieza. Cuanto cobarde.
En la acera de enfrente, ZP viéndolas venir con el inicio de legislatura más cómodo que se le recuerda a un presidente del Gobierno, aunque con lo desahogado que es el de León igual de contento estaría si tuviera a la oposición mordiéndole la entrepierna. De los ministros nadie sabe nada ni en su casa y Pepiño, del que ya me he declarado en alguna ocasión ferviente admirador, se estará frotando las manos en Ferraz porque no tiene que hacer nada más que cruzarse de brazos para que la imagen de los populares, despellejándose vivos entre ellos, caiga hasta lo más profundo de la infamia.
PD: González Pons, por si nadie te lo ha dicho todavía, eres muy guapo.

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